Comencé soñando que despertaba
En esta misma cama gigante, con sus sábanas color uva olor a canela; Pero en el cuarto de mi infancia, ese el del gran arco y los escalones para fumar.
Alcé mi almohada, cientos de hormigas danzaban por todos lados, yo les cortaba el camino, las hacía perderse, salían tantas, de la almohada, era como un nido que yo misma había estado incubando.
Primero hormigas pequeñas, luego hormigas gigantes, realmente enormes, como un ratón de campo o una piedra de río con las que se pueden hacer patitos.
Todas iban hacia mi escritorio, donde estaban miles de abejas muertas, larvas asustadas y un panal desecho, de un amarillo casi irritante.
Las hormigas gigantes devoraban a las abejas y volaban, se iban a posar hacia esa gran roca que sostenía un juego que he olvidado. ....
Segundo sueño
Soñé con mi graduación, grandes carpas, mucha desorganización, muchos vestidos en bloques de colores, gente que no debería estar, gente que nunca llegó, mi correr por la misma tienda, quería vino, quería un Goya, quería que mi vestido dejara de brillar... luego esa casa... por qué llegué a esa casa? Toda la ropa en el suelo, un taco de chicharrón, la historia de un abuelo y un perro blanco y callado, como mi patio en Enero.
luego de regreso por la misma tienda, alcohol, un reloj y una junta, yo cantaba para todos, hasta que comenzaron a sonar las trompetas, corrí, corrí, corrí hacia las carpas de nuevo, vi tres elefantes arrastrando el edificio de mi primaria, vi un auto lleno de mis amigos preparatorianos, vi todo el azul desparramado en cuadros rotos, y llegué hasta una habitación donde sólo había espejos, y por fin pude verme.
Querido lector, Usted dirá ¿y a mi esto qué? Pero esto si necesitaba recordarlo
Usted quizá necesitaba saberlo
O quizás ambos necesitábamos imaginarlo.