Estrella de cinco picos...

Me encantan los días en los que se camina por las cuatro estaciones del año...

Invierno
Amanecer tiritando y cargando una manta melancólica en escala de grises.
Estrés y mala cara por cargar tantos futuros.
Tazas de café, amantes, besando los poros. 


Primavera
Levantar la cara al sol y reconocer cuanto se le extrañaba. 
Risas y bocadillos esparcidos sobre la mesa compartida. 
Luciérnagas en el estómago por los encuentros. 


Verano. 
Sentir la libertad montada en las pupilas. 
Besos dibujados con sudor compartido. 
Sonrisas ventosa en la memoria.


Otoño
Llamar al reloj para la contarle las horas. 
Lecciones de realidad y suspiros de hoja. 
Cenas llenas de nuevos recuerdos, unos muy dulces. 

Quizá, (Nada de quizá, fue así) vi mi día demasiado metafórico, casi premonitorio. 

Pero..., qué sería de mi sin la que escribe, sin la que sueña, sin la que siente pena de conocer a la suegra, sin la que le enseño a su cuñada a hacer estrellas de cinco picos, sin la que se entrega en los besos de despedida para recuperarse en el saludo, sin la que ama el chocolate en los hotcakes, sin la que tiene ataques de risa con sus amigos, sin la que canta a gritos cada canción, sin la que ama el viento en los labios, sin la que camina descalza, sin la que se fuma un cigarro antes de dormir, sin la que se sumerge al leer, sin la que guarda corazones en los secretos, sin la que bebe puntos suspensivos, sin la que abraza a sus padres antes de dormir, sin la que sonríe todo el día, sin la que atesora a su hermano, sin la que colorea los momentos grises, sin la que llora con fuerza pero sin esfuerzo, sin la que regala acentos, sin la que ama sin reservas... ¡Qué sería!...